29 marzo 2011

No shopping in London

Restricciones en el equipaje de mano de Ryan Air

A la hora de reservar el billete de avión a Londres con "Rayanair", me dí cuenta de que facturar el equipaje tenía un coste adicional. Por eso decidí viajar sólo con equipaje de mano. Cómo me quedaba en Londres 4 días, llevaba la bolsa de mano a tope. No pude comprar nada en la Stitch & Craft, ya que no hubiese tenido donde meterlo, y no me hubiesen dejado subir al vuelo de vuelta a Girona con una bolsita adicional. Una pena, ya que, aunque no soy muy de compras, habían telas y accesorios que nunca había visto antes y que estaban muy bien!

Suerte que además me fijé bien en las restricciones que imponen en los aeropuertos para el equipaje de mano, porque aún habiendo comprado algo en la Stitch & Craft, seguramente no me lo hubiesen dejado subir a bordo.


Artículos prohibidos en los aviones

La verdad, yo creo que con esto de la seguridad se pasan un poco. Que no se puedan llevar pistolas lo puedo llegar a entender,... pero, ¿una aguja? ¡Por favor! Hasta me atrevería a decir que discriminan a las bordadoras. Así que, gracias a las estrictas normativas de los aeropuertos, no pude comprar absolutamente nada en la feria, ya que en el control de los rayos X me lo hubiesen decomisado. Bueno,... todo sea en nombre de la "seguridad". 


Me gustaría también escribir unas palabras sobre Ryan Air, que este año optaba - con razón - al premio "La Peor Empresa del Año". (Digo optaba, porque la competencia es dura, y al final el premio se lo ha llevado "Movistar").
- Los precios de los billetes siempre salen más caros de lo anunciado.
- Facturar equipaje tiene restricciones y coste adicional.
- Si no te imprimes tú el billete, te cobran cuarenta euros de más.
- Por pagar con tarjeta de crédito te cobran una comisión de dudosa legalidad.
- No te dejan subir al avión si llevas, p.ej. una mochilita y una bolsa para el ordenador o la cámara de fotos. Tampoco puedes llevar el bolso y otra bolsa. Sólo un bulto.
- Tratan a los pasajeros como borregos. Como no asignan asiento, en la sala de embarque el ambiente es de lo más tenso. Cuando abren el "boarding gate" se producen escenas de pánico, casi hay codazos por ver quien sube primero al avión. Si una quiere evitar ese estrés, puede contratar el "priority boarding", que, como no, tiene un coste adicional.
- Los asientos en el avión están tan juntos que te sientes como en una lata de sardinas y después de dos horas, acabas con dolores en las articulaciones y con problemas de circulación.
- Durante el vuelo no paran de dar la lata, ni siquiera te dejan dormir. Cada dos por tres te piden - a través de los altavoces, a todo volumen y en varios idiomas - que compres algo. Que si perfumes, que si el "catering", que si una lotería, que si unos cigarrillos electrónicos que se sospecha que son nocivos.
- Las azafatas están sobre-explotadas. Son "multi-tasking" y se les hace hacer de todo: desde el check in, hasta el control de pasaportes, poner las escalerillas del avión, cerrar las puertas, hacen de camareras, de chicas florero... A mí me dan cierta pena cuando las veo pasearse por los pasillos con el brazo levantado con un abanico de "rasca - rascas" e invitando a los pasajeros a comprar un boleto.
- Los pilotos hablan un inglés tan cerrado que parece que vayan ebrios.
- Un botellín de agua vale 3 euros.  ¿"low cost"?

Conclusión: 
La próxima vez, seguro que no volaré con Ryan Air, que para mí, más que una "low cost", es la aerolínea de los "addicional costs". Al final, vale la pena gastarse un poco más para ir más cómoda, pero sobretodo para ser tratada con más dignidad.

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