Desde pequeñita que siempre he deseado ser poeta. Ante la falta de inspiración para realizar mi próximo bordado he preferido componer un poema, en concreto, un soneto, dedicado a la tela aida en blanco.
duerme mi inspiración esperando a ser
despertada
puntos y cruces ¡venid volando a mi
mente!
telita hermosa, pulcra, inmaculada y
horadada
deseosa de que le borden un esquema
decente
titubea sin rumbo la resplandeciente
aguja
los hilos de fogosos colores aún por
enhebrar
no me hagas sentir como una vulgar
maruja
desdichada y sin ningún patrón que
bordar
creatividad, invádeme con ideas la
cabeza
que la aguja inquieta se ponga a coser
sola
pero no me hagas bordar un niño que
reza
ay, mi querida aida blanca virginal
¿qué hilos serán los que te adornarán?
dimelo tú si no encuentro patrón angelical
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