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Babero natalicio personalizado con calaveras |
Hoy traigo un nuevo babero personalizado y bordado a punto de cruz con unas calaveras monísimas. Como el babero ha sido un encargo muy especial, he bordado el nombre en pequeñito en tonos plata, a fin de que el bebé - ya desde pequeño -, coja gusto por la distinción. Es una lástima que al recién nacido lo hayan bautizado como "Miguel", nombre que me parece demasiado típico, y hasta me atrevería a decir que soso. Preferiría que lo hubieran bautizado como "Johnny", "Iggy" o "Sid Vicious", por poner unos ejemplos. Pero claro, ahí una no puede hacer nada, ya que esto de los nombres es un asunto muy personal. Además, ya se sabe, "qui paga, mana", como decimos los catalanes. Y si el niño del cliente se llama Miguel, toca bordar Miguel.
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Detalle babero |
Si os fijáis bien, veréis que junto al nombre, para que el diseño quedase compensado, he bordado unos pequeños adornos, también de color plata. Evocan las tachuelas de los cinturones y muñequeras punk. Lo explico por si alguna no se había percatado de tan importante detalle que marca la diferencia y huye de cualquier tipo de convencionalismo.
¡¡¡ No me digáis que las tachuelitas no son el complemento perfecto para las calaveras !!!
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Pruebas unisex con el babero personalizado |
Como en el post del
babero que bordé hace unas semanas me sugirieron que no era unisex, he enredado a mi marido para que me haga de modelo y hacer unas pruebas, a ver qué tal queda puesto. La verdad es que me imagino que si en vez de Miguel, pongo Muriel, también le pega a una chica, incluso con el nombre bordado en color de plata. Para las pruebas he escogido una camiseta azul para chico y la roja para la chica. Yo - modestamente -, veo que el babero cae bien para los dos sexos, o sea que sigo considerándolo unisex. A las pruebas me remito.
Por cierto, que el otro día
mi Flusti, la perrita que pensaba que sería bordadora pero se ha desemascarado como
destructora, me rompió el
otro babero. Qué rabia, porque estaba a punto de enviárselo por correo a mi amiga. Resulta que había una fiesta por la noche, con casi 100 invitados, y con mi marido estuvimos de juerga hasta las siete de la mañana bebiendo, fumando y bailando. Claro, mi Flusti no está acostumbrada a nuestra ausencia, y cuando se siente sola, toma su pequeña venganza mordisqueando lo que más me gusta: mis bordados. Creo que voy a pedirle al psicólogo canino que me devuelva el dinero de la consulta, ya que a la vista está que sus consejos (
los podeis leer aquí), no han servido de nada. Mi consejo - si queréis apuntarlo - es que guardeis los bordados en un cajón o que los encerreis en un armario, a poder ser, con llave. Y si no funciona, pues habrá que invertir en una caja fuerte. Al fin y al cabo, son los objetos más preciados del hogar.
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Babero mordido por la perrita |